Leyendo a través

Auscultando el papel

Aparecen suavemente unos símbolos

Que dan cota a palabras pacíficas

Usadas en un indeterminado idioma.

Se representan planos generales

Atravesados por cauces inquietos

Que enlazan gradualmente

Un documento impreciso.

Al primer instante de luz

La lectura suena a instrumento

Desafinado. Los modelos de sustitución

No tienen relación con ningún aspecto real.

Pero poco a poco, estos elementos van

Constituyéndose en artísticos

Revelando perfectamente un conjunto

Turgente y apasionado a los sentidos.

Music


MusicPlaylistView Profile
Create a playlist at MixPod.com

miércoles, 24 de noviembre de 2010

NO PASA NADA


Dualidad
Camino a tu lado
Pero no te miro
Hablo de Ti
Pero no hablo contigo
Digo a los otros lo que Tú haces
Pero dudo que lo hagas conmigo

¿De qué sirve la fuente si le falta el agua?
¿Qué es este cuerpo si le falta la vida?
Extraña dualidad:
Hablar del Pan
Mientras estoy hambrienta
Enseñar en el camino
Y sentirme perdida
Nombrar la Verdad
Y estar engañando
Saber dónde fluye la vida
y estar como muerta
Sacúdeme Señor,
Para que yo despierte.
 Si alguien hoy me pregunta acerca de Dios, puedo hablar de Él, porque lo he conocido, aunque no precisamente pueda referirme a mi encuentro con Él en estos días en que nada ha pasado…
  Lo único que puedo hacer es repetir esta oración, “sacúdeme Señor, para que yo despierte”… y pueda experimentarte cad a día, pueda aprenderte cada día, pueda encontrarte y responder a tu Voz que me llama y me dice que me esperas, que amas, y que otra vez, me esperas.
¡Sacúdenos Dios mío! si hemos permanecido dormidos, si hemos vivido esta dualidad de ser sin Vos, de ser sin Vida .
  Él tiene tanto, tanto para darnos y nosotros preferimos seguir alimentándonos de migajas. El tiene cosas grandes y ocultas que aún no conocemos y nosotros decidimos mirar hacia otro lado o permanecer ciegos.
¡Sacúdenos Dios mío! ¡Despiértanos!
Y la promesa resuena: “Me buscaréis y me hallaréis, porque me buscaréis de todo vuestro corazón”. Jeremías 29:13
Cuando nada pasa, necesitamos que Dios nos sacuda y nos despierte, para que todo vuelva a pasar.