… Si no aletea como una mariposa
en tu mente la razón: ¡aflore el escozor
de tu iris brumoso que nubla la retina!
¡y dulces lágrimas derrames sin dolor!
Si el curso de tus venas sientes detenerse:
¡te sobren las palabras al carecer de voz!
¡y en tu pulso se ahoguen raudos sus latidos
si un día falla tu humilde corazón!.
¡Que todos los destellos que emiten las estrellas
mitiguen, alumbrando como amable farol,
esos días luminosos en que no hay hoguera
que ilumine tu vida oscureciendo el sol!.
Y, cuando no veas el fondo a esa copa vacía
donde se ha evaporado el néctar del licor,
será cuando me busques y halles que está fría
tu piel, porque ese día, allí no estaré yo.