Vagando por las esquinas sin sombra
Esperando
En unos vestidos que nunca
Logran contener su exuberante erotismo.
Las piernas cetrinas
Rozadas por los incontables retozos
En las perdidas noches,
juguetean inquietas
Para no huir de sus miserias.
Rastrean, descubren,
Rincones, orillas,
Para templar la acalorada virilidad.
Y así, palpitantes lirios,
Aún no conocen
Los resultados de la entrega.
Sólo sienten encenderse la piel
Zarandeada, perdida en alientos.
¡No te estremezcas!