Leyendo a través

Auscultando el papel

Aparecen suavemente unos símbolos

Que dan cota a palabras pacíficas

Usadas en un indeterminado idioma.

Se representan planos generales

Atravesados por cauces inquietos

Que enlazan gradualmente

Un documento impreciso.

Al primer instante de luz

La lectura suena a instrumento

Desafinado. Los modelos de sustitución

No tienen relación con ningún aspecto real.

Pero poco a poco, estos elementos van

Constituyéndose en artísticos

Revelando perfectamente un conjunto

Turgente y apasionado a los sentidos.

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viernes, 17 de diciembre de 2010

Una escalera a la Eternidad

Yo nunca me había atrevido a abrir aquella puerta
que, según decía la leyenda, conducía a la eternidad. Pero
aquel día,
impulsada por una curiosidad irresistible
que nunca había experimentado en mi vida,
me atreví a abrirla y entré.

 Era un cuarto oscuro como de un metro cuadrado y tan 
sólo tenía unas escaleras estrechas que subían en espiral.
Comencé por subir un par de escalones para comprobar si
se veía el final y entonces la puerta se cerró detrás
de mi, con un golpe sordo, cuando bajé para abrirla de nuevo, ya no estaba allí
y todo quedó completamente a oscuras.
Volvía a subir por la escalera, no había barandilla,
Sólo subía y subía apoyando mis manos a ambos lados de la pared.
Estuve así durante un cuarto de hora y los escalones
No llegaban a ninguna parte.
Pensé que, quizás, no había subido lo suficiente
Y seguí avanzando más y más. Creo
Debieron pasar dos o tres horas. De vez en cuando paraba
para descansar sobre un escalón y, enseguida,
 reemprendía la marcha.

 Y seguí y seguí hasta que perdí la noción del tiempo.
Arrepentida de la escapada di media vuelta y comencé
A bajar alocadamente las escaleras
A tres y a cuatro,
Y entonces me di cuenta de que nunca volvería al primer escalón

 No tenía más remedio que seguir hacia arriba.

 Aquel lugar debía de tener algo mágico, pues a pesar
de que llevaba bastante tiempo vagando por allí,
no había sentido hambre, ni me daba sueño.
Eran Kilómetros y kilómetros de escalera, completamente a oscuras,
Que subían y subían sin parar. En una ocasión,
Me dí cuenta de que había perdido mis ropas y de que iba
Avanzando por allí en cueros.
Veía
Como sombras que subían y bajaban
A mi alrededor flotando
En la oscuridad impenetrable.
Y, en otra ocasión, ascendiendo por aquella espiral interminable,
Noté que mis cabellos habían crecido de tal manera que rozaban mis
Rodillas al subir. Así era la cantidad de tiempo
Que llevaba inescrutando aquel torbellino de tinieblas
Que no tenía fin.
 Iba subiendo las escaleras. Una tras otra…las uñas de los pies (las de las manos acostumbraba a mordérmelas)
Me habían crecido desmesuradamente
Y me impedían apoyar todo el pie en el escalón. No sé
Cuánto tiempo después ya no me molestaba esa cuestión:
Era como si se me hubiesen esfumado los pies.
 Recuerdo que al principio de iniciar aquella escalada
Solía canturrear de vex en cuando, mientras subía y subía…
Cuando miles de miles de escalera después
Intenté hacer lo mismo ya no emitía ningún sonido, o,
Eso es lo que pensé en un principio.
 Ás adelante comprendí que después de años deambulando
Por la Escalera de la Eternidad,
Me había quedado completamente sorda. Por consiguiente, deduje
Que debía de hacer bastantes años que también
Me hubiese quedado totalmente ciega.

 También debí perder toda mi dentadura por entero,
Mi cara estaba cadavérica y mi cuerpo esquelético y
No recordaba mi nombre.
Mi único anhelo de siempre fue avanzar por aquella
Sucesión infinita de escaleras
que no terminaban nunca.
 A veces pensaba que, tal vez, aquella escalinata
No era una línea espiral interminable,
Quizás llevaba años deambulando por un sendero escalonado
Donde el principio
Se juntaba con el final en una escalera cerrada.
¡Pero tenía que tener algún sentido!