Leyendo a través

Auscultando el papel

Aparecen suavemente unos símbolos

Que dan cota a palabras pacíficas

Usadas en un indeterminado idioma.

Se representan planos generales

Atravesados por cauces inquietos

Que enlazan gradualmente

Un documento impreciso.

Al primer instante de luz

La lectura suena a instrumento

Desafinado. Los modelos de sustitución

No tienen relación con ningún aspecto real.

Pero poco a poco, estos elementos van

Constituyéndose en artísticos

Revelando perfectamente un conjunto

Turgente y apasionado a los sentidos.

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martes, 14 de diciembre de 2010

No errar el camino

 Con frecuencia, a diferencia del Evangelio, nosotros decimos que hay que pensar en grande y  relacionamos “lo más grande con lo mejor”. No es cierto que el mayor tamaño signifique lo mejor. Para Jesús muchas cosas cruciales se deciden en campos pequeños. La grandeza la hace nobleza del fin. Un mentiroso no es grande aunque pueda llegar muy alto en la política y en la economía o en las artes; pero quien dice la verdad es grande así se vista de harapos. Si bien es cierto que predican con una perseverancia que tantas veces nos falta a los cristianos. Dicen que el cardenal Richelieu hizo muchas cosas malas y muchas buenas. Las malas las hizo muy bien y las buenas las hizo muy mal. Estas situaciones ilustran las palabras del Señor “los hijos de las tinieblas son más hábiles que los hijos de la luz”.
 Nos hacen creer que estamos asistiendo a una revolución más rica en consecuencias para el modo de vivir de los hombres que el que tuvieron con la venida de Cristo. Y que el bienestar social y el progreso económico serán conquistados en el futuro. Pero olvidamos por completo que lo que más agrada a Dios es entregarnos a hacer el bien a nuestros semejantes en detrimento de nuestro enriquecimiento material y, por el contrario, en provecho de nuestro desarrollo como seres humanos. Nadie ante la muerte le encuentra uso a la riqueza.   Únicamente deberíamos pensar que el Señor algún día nos llamará para darnos su gracia y hacernos capaces de todo aquello que hoy no estamos seguros de poder hacer. Este es el auténtico cometido para el debemos prepararnos aquí en la tierra.